Raro es el día que un paciente no me pregunte si tiene una arritmia. Seguramente, tras consultar en el “doctor Google” encontrará mil y una reseñas tenebrosas y preocupantes acerca de “las arritmias”. Sin embargo, a pesar de ser un “término” usado con frecuencia entre mis colegas, una vez estudiado cada caso y explicado su significado, que es muy pero que muy amplio, generalmente deja de ser una palabra ligada a mal mayor del corazón: pararse.
Blog del Cardiólogo Fernando Cabrera Bueno (Málaga)
Blog sobre cardiología y atención sanitaria de las enfermedades del corazón
Como ya comentaba en un artículo previo, la fibrilación auricular, una arritmia frecuente en la población, cuyo principal riesgo es la aparición de ictus isquémicos (“ataques cerebrales”) representa en la actualidad una gran preocupación entre la comunidad científica, ya que la incidencia está incrementándose por múltiples causas.
Sin embargo, la aparición de nuevos tratamientos, no solamente ya para evitar su incidencia (sin olvidar el adecuado estilo de vida), sino para evitar la aparición de esos émbolos (“coágulos” generados entre quienes padecen esta arritmia, ya sea de forma permanente o intermitente (“paroxística”), diferentes al conocido sintrom, ha revolucionado en los últimos años el manejo de esta arritmia.
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