El pasado 7 de abril fue el Día Mundial de la Salud, una fecha cuyo objetivo es crear conciencia sobre las enfermedades mortales en el mundo y, sobre todo, crear hábitos saludables que nos permitan tener una mayor calidad de vida; uno de esos hábitos es la alimentación basada en la famosa dieta mediterránea, un auténtico escudo cardioprotector. Aparte de las ya bien conocidas bondades de nuestra dieta, como miembro de Fivin (Federación para la Investigación del Vino y la Nutrición), destaco asimismo los beneficios que el consumo moderado de alcohol tiene como parte también de la mencionada dieta mediterránea. Así lo hice constar en Food Retail hace unos días: «Como cardiólogo, debo reconocer que, con la evidencia actual, debemos transmitir no solo tranquilidad a quienes disfrutan del consumo adecuado de vino tinto, sino informarles que es un complemento en la alimentación que parece aportar beneficios a nivel cardiovascular, diabetes, obesidad y probablemente sobre otras patologías. Todo ello, sin dar de lado a la responsabilidad médica de desaconsejar el uso nocivo del alcohol, y tampoco promover su consumo en personas abstemias».